“¿Cuándo nos partimos en pedazos? Nos partimos en pedazos cuando renunciamos a cuidarnos. Nos partimos en pedazos cuando evitamos hacer aquello que nos gusta. No deshacemos cuando dejamos de cultivarnos o cuando posponemos nuestros intereses. Nos partimos en pedazos cuando no nos escuchamos ni nos prestamos ayuda. Nos partimos en pedazos cuando priorizamos las necesidades de los demás y no atendemos a las nuestras. Cuando competimos por ser ?perfectos? y dejamos de ser nosotros mismos. Cuando intentamos agradar y maquillar nuestra realidad o nuestra opinión. Cuando nos olvidamos de nuestros puntos intermedios y nos obligamos a anteponer los deseos de los demás a los nuestros. Cuando convertimos el sacrificio en obligación. Cuando nos creemos malas personas porque intentamos sacar la cabeza, respirar y aliviarnos de un ambiente que nos ahoga. Cuando cedemos a un chantaje lacerante que nos solicita favores y entorpece nuestro crecimiento. Cuando sacrificamos nuestro bienestar y nos dejamos llevar por la inercia de quien nos acompaña, retrasando así aquello que a nosotros nos apetece hacer porque los demás se sientan bien. Es complicado, sí, por eso debemos optar por el equilibrio entre las pasiones, los cuidados y la dedicación propia y ajena. Si lo hacemos, gustosamente viviremos contemplando nuestra esencia plena, sin excepciones ni peros.”